Este domingo se define la Liga Profesional del fúbol argentino y los resultados que podrían consagrar campeón a Vélez, Talleres o Huracán. En la última jornada del campeonato de Primera División del fútbol argentino,dentro de los directores técnicos se encuentra el histórico ex defensor de la selección boliviana de fútbol.
Este domingo se definirá la Liga Profesional de Fútbol con tres equipos que aspiran a quedarse con el título argentino en una última fecha que promete ser apasionante. Vélez, Talleres y Huracán llegan a la jornada 27 con chances de dar la vuelta olímpica y el foco estará puesto en dos estadios: el José Amalfitani de Liniers y el Mario Alberto Kempes de Córdoba. Muchos residentes bolivianos se preparan para alentar al equipo que dirige Gustavo Quinteros, histórico dofensor y mundialista de la selección boliviana que hoy dirige al equipo de Velez Sarfield.
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Desde las 19.30, Vélez recibirá en Liniers a Huracán, con arbitraje de Facundo Tello, mientras que Talleres hará lo propio ante Newell’s, con Yael Falcón Pérez como máxima autoridad en el campo de juego.
El equipo que dirige Gustavo Quinteros, que viene de perder la final de la Copa Argentina el miércoles ante Central Córdoba de Santiago del Estero, es el que tiene una leve ventaja, ya que lidera el campeonato con 48 puntos y una diferencia de gol de +11. Este dato es clave, ya que ante la igualdad de unidades, el reglamento de la Liga Profesional determina que el campeón será el conjunto con mejor diferencia de tantos.
QUINTEROS Y SU HISTORIA CON LA SELECCIÓN BOLIVIANA
El actual técnico de Vélez es palabra sagrada en la Verde, con la que disputó la Copa del Mundo 1994 tras ser nacionalizado y a la que dirigió décadas después. “A Bolivia fui por cuatro meses y me terminé quedando seis años”, relató Gustavo Quinteros en una entrevista.
Gustavo Quinteros, hoy técnico del Vélez puntero de la Liga Profesional y semifinalista de la Copa Argentina, otrora caudillo de la Verde.
Para entender cómo un volante de Cafferatta, localidad santafesina de solo mil habitantes, llegó a convertirse en un referente de Bolivia hay que parar la pelota en 1988. Con 23 años, después de haber templado su fútbol y carácter en las Inferiores de Newell’s, debutado en Central Córdoba de Rosario y haber sido campeón de la Primera B con Talleres de Remedios de Escalada, estaba a las puertas de jugar en la máxima categoría. “Tenía para firmar en la B Nacional, pero un empresario me quiso manejar, pidió mucho dinero y quedé sin club”, reveló en el programa El Elegido.
Con el mercado argentino cerrado, la única posibilidad concreta que tenía era la de Universitario de Sucre, modesto equipo de la Primera boliviana y situado 2790 metros de altura. “Era solo por cuatro meses”, recordó en el viejo CableVisión Noticias (CVN). De septiembre a diciembre, cuando bajaba el telón de temporada. Se terminó quedando seis años.
Poco después pegó el salto a The Strongest. Llegó a La Paz como volante ofensivo e incluso jugó y marcó varios goles como delantero, hasta que el peruano Moissé Barack lo convirtió en zaguero. “Faltaban centrales y, como cabeceaba bien, el técnico me puso ahí”, explicó, entre risas. Y allí se plantó, en la cueva, pero siempre dispuesto a tomar la lanza y avanzar hasta el círculo central, donde intentaba copiar a Marcelo Trobbiani, el ídolo de su infancia al que miraba en Boca.
Como era una pieza inamovible en el esquema aurinegro –y también en el de San José de Oruro, su siguiente destino en Bolivia. Se nacionalizó boliviano para no ocupar un lugar de extranjero. Esa fue la llave que le abrió las puertas de la selección local a principios de 1993.
Bolivia tenía en aquel entonces una brillante camada de futbolistas, posiblemente la mejor de su historia, con Marco el Diablo Etcheverry, Erwin Sánchez, Julio César Baldivieso y Ramiro Chocolatín Castillo, aunque siempre fue frágil defensivamente. La aparición de Quinteros le aportó la garra y el juego aéreo que estaba necesitando en las Eliminatorias. Aquella gran campaña se terminó coronando con una clasificación histórica al Mundial de Estados Unidos 1994.
“Fue lo máximo de mi carrera”, confesó Quinteros, más allá del temprano adiós de la Verde en la fase de grupos. Le tocó cruzarse con Alemania, España y Corea del Sur. No se llevó ningún triunfo de tierras norteamericanas, pero sí una gran postal suya, haciéndole sentir el rigor en una pelota dividida a un tal Jürgen Klinsmann.
Después de la Copa del Mundo concluyó su estadía en Bolivia y se sumó a San Lorenzo, su primera experiencia en la máxima categoría de su país y con el que daría la vuelta olímpica en el Clausura 1995. El punto final de su trayectoria lo puso en Argentinos Juniors, que luego le dio la posibilidad de hacer forjas sus primeras armas como DT.
En una nota publicada en el medio TYC Sports Quinteros expresó: “A mí en Bolivia se me cumplió todo –dijo, con el pecho inflado-. Fui campeón, clasifiqué al Mundial. Formé mi familia en La Paz. Bolivia me dio mucho más de lo que esperaba”.
FOTOS: RRSS
FUENTES: Historia de la Selección Boliviana – TYC – EL PLANTEL
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